Es una lista a la que se le podría llamar “Comedias melodramáticas”. Todas las películas tienen una libertad y un desparpajo impresionantes. Creo que La calesita (Hugo del Carril, 1963) y Soñar, soñar son las películas que definen todo el universo de las filmografías de los dos más grandes directores del cine argentino que conocemos. En mi lista conviven desde Mirtha Legrand travestida en gaucho a Marilina Ross ejerciendo la prostitución, pasando por Isabel Sarli defendiendo a sus películas de la censura en un pequeño pueblo hasta llegar al cowboy del suburbano que hace Julio Chávez en la única película del siglo XXI que elegí. No porque hubiera poco para elegir, sino todo lo contrario. Finalmente quedaron afuera películas como Jetattore, La modelo y la estrella, Arroz con leche, Eclipse de sol, El muerto falta a la cita, Si muero antes de despertar, Los tallos amargos, Tiempo de revancha, Los muchachos de antes no usaban arsénico, El aura, La niña santa, El acto en cuestión, Pizza, birra, faso, Adiós a la memoria y Los niños de Dios. También quedaron fuera cortometrajes como Esa voz entre muchas, Hoy cine hoy, Juguetes, El mundo de la mujer y Barbie también puede estar triste. Y algunas películas más contemporáneas, como Desearás al hombre de tu hermana, Lava, Hoy partido a las tres, Las buenas intenciones, Buscando a Reynols, Cinéfilos a intemperie; me pareció que eran grandes películas pero no entraban en un top 10. Pensar en mi relación con el cine argentino me hace pensar en tantas situaciones, sobre todo de mi adolescencia, como cuando me hice la chupina para ver Pizza, birra, faso en fílmico o cuando descubrí al cine clásico argentino con un DVD de Esposa último modelo de Schliepper que encontré medio de casualidad.