Paraná Sendrós
Películas elegidas:
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51
12 votos
La vuelta al nido
Leopoldo Torres Ríos, 1938
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60
3 votos
Cuatro corazones
Carlos Schlieper, 1939
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56
7 votos
Isabelita
Manuel Romero, 1940
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56
7 votos
El ángel desnudo
Carlos Hugo Christensen, 1946
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62
1 votos
Chucalezna
Jorge Prelorán, 1968
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11
79 votos
Juan Moreira
Leonardo Favio, 1973
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52
11 votos
De eso no se habla
María Luisa Bemberg, 1993
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50
13 votos
Felicidades
Lucho Bender, 2000
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61
2 votos
Viaje a Marte
Juan Pablo Zaramella, 2004
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32
33 votos
El secreto de sus ojos
Juan José Campanella, 2009
Esto me recuerda al maestro García Berlanga, que parafraseando a Queipo del Llano decía “Cada vez que me preguntan por mi lista de las diez mejores películas saco la pistola”.
La vuelta al nido. Por el lirismo de Torres Ríos y la fotografía tan arriesgada de su hermano.
Cuatro corazones. La única que le salió bien a Discépolo (gracias al codirector…).
Isabelita. De las mejores comedias de Romero, y una de las primeras publicidades de la pizza.
El ángel desnudo. Exquisita versión de un texto de Arthur Schnitzler con alma de Christensen.
Chucalezna. Él mismo me decía que era uno de sus trabajos más felices ¡pero tiene tantos!
Juan Moreira. Irregular, pero con partes antológicas e inspirada unión de lo popular y lo avanzado.
De eso no se habla. Un precioso adiós, feliz remate de su obra, su pensamiento, su estilo y su vida.
Felicidades. ¡Qué personajes, qué elenco, qué diálogos, qué humor amargo, tan argentino!
Viaje a Marte. De lo más lindo que se haya hecho aquí en cine de animación.
El secreto de sus ojos. Buena por donde se la mire (lo mismo, El cuento de las comadrejas).
Con esto sumo diez, y me quedan afuera Mi novia es un fantasma, de Francisco Mugica, Donde mueren las palabras, de Hugo Fregonese, Almafuerte, de Luis César Amadori, Rosaura a las diez, de Mario Soffici, Tire dié, de Fernando Birri con la gente de su escuela, Hombre de la esquina rosada, de René Mugica (“una película mejor que el cuento mío en que se basa”, decía el propio Borges), y tantas, tantas otras. En fin. Tenía razón García Berlanga.