Gustavo Provitina
Películas elegidas:
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40
23 votos
Sur
Fernando "Pino" Solanas, 1988
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47
16 votos
La mano en la trampa
Leopoldo Torre Nilsson, 1961
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4
108 votos
El dependiente
Leonardo Favio, 1969
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6
99 votos
La hora de los hornos
Fernando “Pino” Solanas, Octavio Getino, 1968
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30
35 votos
La película del rey
Carlos Sorín, 1986
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23
48 votos
Camila
María Luisa Bemberg, 1984
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2
136 votos
Invasión
Hugo Santiago, 1969
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28
39 votos
La historia oficial
Luis Puenzo, 1985
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5
100 votos
Crónica de un niño solo
Leonardo Favio, 1965
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22
54 votos
Pajarito Gómez (una vida feliz)
Rodolfo Kuhn, 1965
El criterio de selección fue de mayor a menor.
1. Sur (1988) es un mural de las vicisitudes dramáticas de un país detenido en el gesto cíclico de la frustración política, social, económica y cultural. La esperanza –como decía Blanchot- cobra fuerza cuando ya no es posible esperar nada. Esa es la tibia esperanza del final con el filo de la derrota apuntando al cuello de la utopía revolucionaria. La belleza plástica de Sur, la coherencia artística e ideológica, la profundidad de la mirada, la raíz nacional y popular y el complejo cruce de ideas y de planteos humanos lo ubican en el podio, según mi modesto criterio.
2. La mano en la trampa (1962) de Leopoldo Torre Nilsson. El cine argentino renovó su lenguaje, afinó el criterio y la hondura psicológica de los personajes, levantó vuelo en términos poéticos-realizativos a partir de la impronta virtuosa de Torre Nilsson que modificó sustancialmente el tratamiento técnico-visual cinematográfico. Esta película, como antes La casa del ángel, La caída y Fin de fiesta producen un raro efecto hipnótico para quienes añoramos una cadencia de montaje y de puesta en escena ya olvidada.
3. El dependiente (1967) El lenguaje cinematográfico de Leonardo Favio encontró su medida justa, el equilibrio técnico y expresivo en su nivel más alto en este filme que cuenta, como el mejor cine argentino según mi opinión, la historia de una trágica frustración. Este es un país de un solo tema que puede abordarse de mil maneras diferentes: la frustración. La dinámica estética puesta en juego por Favio, su mirada incisiva para modelar el tempo interno del relato, la construcción formal de los espacios, el tono, la angulación, el ritmo de las tensiones, los silencios, la gestualidad… todo está en su punto justo. Insuperable.
4. La hora de los hornos (1968) Es el gran ensayo cinematográfico que inaugura una nueva forma en el cine nacional nunca superado en la variedad de recursos expresivos, en la profundidad de su planteo político y en la diversidad de lenguajes armonizados en torno a un núcleo fuerte: liberación o dependencia. La actualidad del film se confirma día a día.
5. Invasión (1969) Hugo Santiago propone un film con múltiples capas, resonancias, influencias y vibraciones expresivas sostenido por una consistencia formal insoslayable.
6. La película del rey (1985) Un film sobre cómo se filma una película en condiciones riesgosas, basada en una historia absurda. El lenguaje de Sorín articula con belleza plástica y coherencia artística una obra con climas y trazos fellinescos.
7. Camila (1984) Este melodrama histórico consolida un ángulo de mirada femenino necesario en una cinematografía donde la figura de la realizadora audiovisual estaba vedada, a excepción de Bemberg, Clara Zapettini y no muchas más. Camila consolidó el estilo, el sello cinematográfico de María Luisa Bemberg.
8. La historia oficial (1986) El valor de esta película no es solamente histórico, puesto que contó la apropiación de menores durante la Dictadura Cívico Militar Eclesiástica sin recurrir la nefasta teoría de los dos demonios. El guion de Aída Bortnik tiene momentos de profundo dramatismo que bordean algunos climas del melodrama pero sin dejarse absorber por sus debilidades.
9. Crónica de un niño solo (1965) El lenguaje de Favio con claros trazos bressonianos y con algo de Pasolini, también, sale a la luz con una madurez y una sólida búsqueda formal cuyo vuelo expresivo y a la vez testimonial no desdeñan el preciosismo plástico, visual, siempre funcionales a su poderosa impronta narrativa.
10. Pajarito Gómez (1965) Rodolfo Kuhn narra la construcción de un ídolo de barro, una marioneta formateada por las industrias culturales puestas al servicio del entretenimiento, la frivolidad, la estupidez, la distracción y el relato del triunfo predestinado que culmina en tragedia. El guion de Paco Urondo desmenuza el entramado de ese mundo.