No sé si son las mejores películas pero creo que deberían estar en esa larga lista que confeccionarán. La mejor película para mí hoy ya será otra dentro de un mes, por lo tanto es mejor elegir las cinco películas que estarían en una larga lista más allá si las posicionan en el primer lugar o en el lugar treinta y dos. Me decidí en su mayoría por películas de los últimos sesenta años, pero haciendo más hincapié en las que se produjeron en los últimos treinta, y esto es quizás por ser contemporáneo a muchos de mis colegas a los que incluyo en esta lista.

La hora de los hornos: Esta es una película única para mí no solo en la historia del cine argentino sino también en la historia del cine mundial. Pino Solanas utiliza todos los recursos que tiene a su mano el cine para narrar un cine político cargado de virtuosismo estético y complejidad narrativa.

Juan Moreira: Favio es fundamental para entender el cine argentino, marcó una época y a su vez su marca dejó muchos seguidores y seguidoras que comenzaron lo que se llamó Nuevo Cine. De todas maneras elijo Juan Moreira, que quizás no sea de las que dejó esa marca antes mencionada, pero representa un cine popular y de autor que solo él pudo hacer.

Martin H: Al igual que Favio, Aristarain debe estar en la lista. Sus films presentan dos caras, para ello debería agregar Últimos días de la víctima o Tiempo de revancha, pero al ser solo diez películas decido poner una de cada director. Aristarain y su cine representan una escuela de cine directamente vinculada con una narración clásica y que traslada a una realidad local. Su pulso y talento narrativo lo despegan de sus contemporáneos en este aspecto.

El último malón, de Alcides Greca: Es una película fundamental en la historia del cine argentino. Entiendo que es el segundo largometraje realizado en el país y a su vez la primera película hecha en Santa Fe. Pero esto no es lo importante del film, sino sus avances en relación al lenguaje que son contemporáneos con Griffith y que no hay espacio aquí para mencionarlos. Como así también el hecho de plantear una especie de neorrealismo anticipado al trabajar con actores del lugar, que representan al “último malón” y que son parte de los pueblos originarios y descendientes de los protagonistas.

Tire dié, de Fernando Birri, otro director fundamental de nuestro cine: Birri fue una persona que a través de dos de sus films más su tarea como creador de las dos escuelas de cine más importantes de América Latina, una a fines de los 50, la Escuela Documental de Santa Fe, y otra a principio de los 80, la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba.

La Ciénaga de Lucrecia Martel: Esta película es otra de las bisagras que dio el cine argentino sobre fines del siglo XX y comienzo del XXI. Puede que alguna de las películas de Martel sean mejores que esta, pero entiendo que La Ciénaga es un film que refiere a un tiempo y una mirada que ya comienzan a tomarse como clásicos contemporáneos.

La sonámbula, de Fernando Spiner: Es para mí el primer intento de acercamiento a una ciencia ficción criolla con un relato con aires tangueros, que no reniega de sus influencias y no le teme a trabajar con recursos visuales analógicos en una era pre digital.

Zapada: Para mí tiene que haber una película de Raúl Perrone en esta lista y, si bien hizo muchas, elijo esta porque tengo un buen recuerdo del momento en que la vi.

Los rubios, de Albertina Carri: Es una película disruptiva en el contexto del cine argentino desde una apuesta que involucra de manera innovadora lo ideológico con lo estético narrativos dándole una vuelta de tuerca al cine político.

El asadito, de Gustavo Postiglione: Si bien esta es una película mía, creo que debería estar en esa larga lista. El asadito es una de las películas que marcaron un momento en nuestro cine y a su vez un film realizado por fuera de Buenos Aires con actores totalmente desconocidos y de una manera inusual en menos de 24 horas. Este fue uno de las películas que abrió las puertas a nuevas maneras de producir y narrar desde una perspectiva independiente pero que no reniega del profesionalismo.