Bonus Track: Yatasto, de Hermes Paralluelo (2011).

En “Las versiones homéricas” (1932) Jorge Luis Borges señalaba: “Presuponer que toda recombinación de elementos es obligatoriamente inferior a su original, es presuponer que el borrador G es obligatoriamente inferior al borrador H —ya que no puede haber sino borradores. El concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio”. Lo mismo ocurre con las listas de cine, de cualquier época y lugar, lo cual podría sonar a una excusa con respecto a este listado; no lo es. Obviamente no estoy seguro de que estos sean los mejores films de la historia del cine argentino pero sí que Zama es lo mejor que se ha filmado acerca de la época colonial -el hecho de que sólo sean un puñados de films los que han intentado abordarlo no minimiza el adjetivo- y Sip’ohi, el lugar del manduré el único que ha puesto en escena la palabra de los otros, nada menos que esto. El bonus es, por supuesto, una artimaña para no dejar fuera un film de una precisión formal casi cegadora y con un personaje (Ricardito) inolvidable. Por lo demás, tal vez haya una esfumada pretensión acerca de incluir algunos hechos significativos de nuestra historia y otros que no lo son tanto por medio de algunos films y es, en este sentido, algo preocupante -aunque esta palabra suene demasiado fuerte- escribir “el único film…” cuando debería ser más bien todo lo contrario. No hay en este listado ningún film acerca de la guerra de Malvinas, como tampoco ninguno acerca de nuestros compatriotas asesinados a manos de las fuerzas policiales por infringir la cuarentena durante la pandemia del Covid-19; en un caso porque sencillamente lo que se ha filmado no amerita estar en una lista, en el otro porque aún no ha sido filmado. Un cuarto de siglo transcurrió hasta que pudimos ver un magnífico film sobre la tragedia de Río Tercero, en Córdoba, lo cual significa, entre otras cosas no menos importantes, que “todo lo que puede ser filmado, todo lo que va a serlo, posee por este mismo hecho un mínimo común denominador: su visibilidad” (Serge Daney). Esta visibilidad significa también la memoria, tanto como esto.
Los cineastas argentinos no tienen ninguna obligación de filmar lo que a un crítico -esto es: alguien intentando traducir en palabras aquello que dicen las formas de un film- se le ocurre que son temas importantes o insoslayables o a tener en cuenta, al menos. Pero todos aquellos que estamos, de alguna u otra manera, involucrados en la historia del cine argentino -lo cual significa, por supuesto, en la historia de nuestro bendito país- no podemos abandonarla sin más, pretendiendo que no existe o existe solo como el resabio de un pasado remoto sin conexión con el presente. Es nuestra historia, podemos estar orgullosos de ella o no, pero es la única que tenemos.