Este caprichoso recorrido por los últimos setenta años del cine argentino, apenas uno de tantos posibles, revela décadas más y menos “productivas”. Pero la variedad de registros (del cine “político” al neo-noir, de la experimentación al biopic) y la huella indeleble de varias de sus imágenes nos recuerda que la nuestra es una cinematografía potentísima y de primer orden, y que si no circula más es solo por desidia o desinterés de quienes podrían restaurar estos y otros clásicos.