No son las 10 mejores, pero son 10 muy valiosas:

1 – El aura (Fabián Bielinsky, 2005). Duele haber perdido tan temprano a semejante director, de los mejores de nuestro cine con tan solo dos largometrajes.

2 – Esperando la carroza (Alejandro Doria, 1985). De esas radiografías sociales que trascienden el paso del tiempo. Personajes exquisitos que uno termina por conocer mucho más allá de los minutos que dura la película.

3 – Rojo (Benjamín Naishtat, 2018). Más allá de sus méritos formales, creo que es de esas películas cuyo impacto es mayor por la coyuntura del momento en que son estrenadas. Recuerdo el gesto de satisfacción de quienes me acompañaron al cine a finales del 2018.

4 – Diego Maradona (Asif Kapadia, 2019). Escrita y protagonizada por Diego. Sí, la dirigió el británico Asif Kapadia, pero este documental es más argentino que muchas películas producidas en nuestro país.

5 – Paula (Florencia Wehbe, 2022). Importante en su contenido y contundente en su mensaje. Una propuesta formal desprejuiciada poco vista en el cine cordobés.

6 – Los traidores (Raymundo Gleyzer, 1973). A Gleyzer le debemos mucho más que sus películas. Merece ser más revisado por quienes con menor sacrificio nos consideramos sus colegas.

7 – Historias mínimas (Carlos Sorín, 2002). En lo personal, un antes y un después en lo que respecta al tratamiento actoral y a las posibilidades de un modesto diseño de producción. Sencillamente hermosa.

8 – Eva no duerme (Pablo Agüero, 2015). La potencia expresiva por sobre los artilugios de la narrativa.

9 – Abrir puertas y ventanas (Milagros Mumenthaler, 2011). Un retrato exquisito de tres hermanas atravesando un momento muy particular. Un trabajo increíble de puesta de cámara y aún más increíble en lo actoral.

10 – Piazzolla, los años del tiburón (Daniel Rosenfeld, 2018). Necesario homenaje a un monstruo, a uno de los más grandes artistas argentinos de todos los tiempos. Todavía me cuesta creer que solo haya tenido una sola proyección en los cines de Córdoba.