Azul Aizenberg
Películas elegidas:
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2
136 votos
Invasión
Hugo Santiago, 1969
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5
100 votos
Crónica de un niño solo
Leonardo Favio, 1965
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13
73 votos
Los traidores
Raymundo Gleyzer, 1973
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55
8 votos
La Raulito
Lautaro Murúa, 1975
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62
1 votos
Cerro de Leones
Alberto Gauna, 1975
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61
2 votos
ORG
Fernando Birri, 1979
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31
34 votos
Bolivia
Israel Adrián Caetano, 2001
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37
26 votos
La fe del volcán
Ana Poliak, 2001
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55
8 votos
M
Nicolás Prividera, 2007
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52
11 votos
Esquirlas
Natalia Garayalde, 2020
Creo que estas listas serán como las películas: hablarán tanto de nuestras omisiones como de nuestras obsesiones. En el espacio visual entre un título y el otro brillarán por su ausencia las películas que no vimos, los períodos del cine que desconocemos, lxs directores a los que no llegamos y otros con lxs que disentimos, aún si son ampliamente valoradxs. Se me hace claro, hablando con amigxs y colegas, que a mi generación -una amplia gama de personas nacidas entre la primavera alfonsinista y el menemismo- nos falta ver mucho cine previo a los sesenta. Esto no es un mea culpa. Parte del problema es la ausencia de una cinemateca nacional en donde se habría podido resguardar al menos un pequeño porcentaje de ese cine que murió a poco de nacer. Pero mientras nos lamentamos por lo inconsolable -ni siquiera La Ciénaga está en CINE.AR- algunxs bienaventuradxs archivistas resguardan tesoros que comparten en mayor o menor medida. Otrxs descargamos maniacamente películas a nuestros discos duros, subimos y bajamos archivos a la nube, traficamos copias en redes sociales, e incluso intentamos hacer las propias -a pesar y a través- de esa falta. Estas obras que comparto no responden a la difícil tarea de dividir por períodos ni equilibrar cupos. Al contrario, reivindican el capricho y el gusto por el riesgo. Riesgo estético, político, personal y colectivo del cual quienes intentamos hacer películas tenemos mucho que aprender. Estas películas interrogan el presente, desbordan el territorio nacional, entienden al cine como una máquina alucinada, ingobernable, que no se reduce a contar historias. Es gracias a ese riesgo que nos atraviesan. ¿Qué otra cosa le pedimos al cine sino que interrogue al mundo, que desarme lo real y lo restituya a la pantalla, que su movimiento irrumpa como un hacha en el mar helado dentro nuestro? Cada una de estas diez películas son ese hacha para mi.