Recibimos una propuesta: elegir cuáles eran las 10 mejores películas de la historia del cine argentino para cada una de las seis personas que formamos Antes Muerto Cine. Como espacio de trabajo colectivo, nos cuestionamos la naturaleza de las listas y la dimensión individual que en ellas se esconde -como en otras prácticas usuales de la realización cinematográfica y la crítica-. Así que optamos por otro camino: una lista en primera persona plural, que surge del debate grupal sostenido en el tiempo.

¿Cómo elegir “las 10 mejores películas del cine argentino” si toda producción cinematográfica está mediada por los contextos históricos y las condiciones materiales de producción? Todo canon y toda selección, por más cuidadosa que sea, implica omisiones y, casi con certeza, violencias -de género, de clase, de raza-. Inevitablemente, quedan afuera películas que no lograron ser lo suficientemente vistas para que siquiera podamos conocerlas -¿qué obras contemporáneas sobrevivirán en el tiempo cuando las políticas de distribución son sumamente excluyentes y sólo algunas pueden permanecer en cartelera más de una semana?-. En otros casos, las copias están directamente desaparecidas, en un país que continúa sin contar con una cinemateca pública. Algunas películas todavía aguardan en una sala de edición a sus futurxs espectadores. Pero muchísimas, directamente no pudieron ser filmadas. Apenas imaginadas. ¿Qué habrán hecho lxs trabajadores de la antigua Lumiton en su tiempo libre, con unos metros de película robada? ¿Realmente no existió el cine documental en Argentina entre 1930 y 1960? ¿Será cierto que recién en ese mismo momento empezó a filmarse cine experimental en la región? Las preguntas son infinitas.

Tratamos de pensar en un ecosistema sin orden de mérito, que reparara en los deseos y diversidades de nuestro cine. Pero confirmamos lo difícil que es romper con esa arcaica idea de lx directorx como individuo-genix-creadorx, al intentar alejarnos de los cánones autorales. Pensamos en películas que creemos importante arrancar del pasado para cuestionar el presente, así como en voces contemporáneas. Obras que, en ambos casos, han moldeado o interrogado directa o contradictoriamente nuestra propia práctica, estética y política. Afirmaciones, rescates, recordatorios de quiénes somos y de dónde venimos: “(…) un colchón, una bolsa de dormir, / papel y pintura, / romper un candado, / 240 personas comen de la misma olla / una toma universitaria, / la amistad como política de creación, / la amistad como forma de militancia. / asumir un contexto, / asumir una condición geopolítica: / buenos aires, argentina, latinoamérica, / la tierra, / hoy. / ¿qué es? / trabajadores de la imagen y el sonido. / vemos, escuchamos el mundo (romperse) / y pensamos las formas de producir / cine / pero también pan, estatuas, zapatillas, satélites. / ¿cómo hacer cine, por qué, para quién? / que la contradicción no deje nunca de hacernos ruido. / y que viva el ruido. / un pedacito de espejo brilla al sol, / el poder dispara un arma, / un caracol se arrastra. / hacer lento, hacer rápido, viajar, comer, luchar, / jugar a definirse en oposición: / que la curiosidad nos salve siempre. / las ruinas no nos dan miedo. / antes muertxs que policías. / antes muertxs que capitalistas. / antes muertxs. (…)”