Alejandro Alfie

Docente, Periodista
Alejandro Alfie, Lic. Cs. de la Comunicación (UBA), magíster en Periodismo (UdeSA). Redactor en Clarín, conductor de ConTacto Digital (Rivadavia), columnista de Ventana Abierta (Continental). Profesor adjunto de Legislación Comparada (UBA). Autor de libros Hambre de piel, Los agentes de Néstor y Cristina y El lado B de Telefónica.

Por una cuestión de honestidad intelectual, mi selección de las 10 mejores películas argentinas de la historia excluye el período previo a 1982 y se enfoca en los últimos 40 años, ya que ese es el período en el que realmente siento que tengo conocimiento como para poder elegir. La historia oficial (Luis Puenzo, 1985) y El secreto de sus ojos (Juan José Campanella, 2009) son dos que no pueden dejar de estar, porque son las únicas que ganaron un Oscar a mejor película extranjera. Y realmente ameritan ese premio. La historia oficial, Camila (María Luisa Bemberg, 1984), Made in Argentina (Juan José Jusid, 1987) y Esperando la carroza (Alejandro Doria, 1985) son cuatro clásicos de los 80 que crecen con el paso del tiempo. Camila y su eterna historia de amor entre Camila O’Gorman y el cura Ladislao Gutiérrez, allá por la Buenos Aires del 1840, dirigida por María Luisa Bemberg en 1984. La historia oficial, con esa búsqueda de verdad y justicia ante la herida tan profunda del terrorismo de Estado, los desaparecidos y el camino recorrido por los nietos apropiados durante la dictadura militar. La inoxidable Esperando la carroza, mezcla de costumbrismo y reflejo de una época que nos sigue hipnotizando cada vez que la volvemos a ver. Y Made in Argentina, con los conflictos en torno de quienes fueron al exilio en los 70 y volvían de visita al país con el retorno de la democracia. De los 90 rescato como una de las mejores a Tango feroz (Marcelo Piñeyro, 1993). Pese a que fue muy discutida, por no apegarse a la realidad histórica, Marcelo Piñeyro logró reflejar los sueños de la juventud rebelde sesentista, mezcla de rock, drogas y compromiso político de esa época, que se recuperaban con la democracia. De la década del 2000, se destacan Elsa y Fred (Marcos Carnevale, 2005), con ese amor en la tercera edad que magistralmente componen China Zorrilla y Manuel Alexandre; y El secreto de sus ojos, que vuelve sobre la opacidad de la Justicia y los crímenes de la dictadura militar. De la década siguiente, Relatos salvajes (Damián Szifron, 2014), que logra integrar una segmentación de historias dentro de la misma película, donde los personajes pierden el control, tal como muchos desearían poder hacer en la cotidianeidad argentina. El ciudadano ilustre (Gastón Duprat y Mariano Cohn, 2016), el exitoso escritor exiliado al que todos admiran a lo lejos, pero que cuando vuelve a su pueblo será primero alabado, para luego ser repudiado y rechazado por sus propios vecinos. Y otra película imperdible es La odisea de los giles (Sebastián Borensztein, 2019), sobre la crisis del 2001 y la revancha de un grupo de vecinos de un pueblo bonaerense, que se organizan para recuperar lo que les pertenece.