Fernando Krapp

Cineasta, Crítico, Docente
Nací en 1983, en Adrogué. Estudié Letras en UBA y guión en ENERC-INCAA. Trabajé como guionista, programador de televisión, redactor publicitario, productor de documentales y docente universitario. Como crítico cinematográfico me formé publicando notas y entrevistas en Radar, suplemento dominical de Página12. Estrené dos películas: Beatriz Portinari. Un documental sobre Aurora Venturini (2013, premio Argentores) y El volcán adorado (2017). Publiqué un libro de cuentos, Bailando con los osos (17grises, 2012) y Una isla artificial. Crónicas sobre japoneses en Argentina (Tusquets, 2019).

No hay nada más arbitrario, divertido y neurótico que hacer listas. En su naturaleza está encriptada la idea de estructura. ¿Qué criterios son los que uno crea para armarlas? El sentido último está en una narrativa propia y secreta; una idea sobre la historia del cine enlazada con una idea sobre la historia personal. Para quienes amamos el cine sabemos que las películas explican momentos de nuestras vidas, más allá de la importancia (esa palabrita incómoda que es “paradigma”) que pueda tener para la historia con mayúscula. Quizás, paradójicamente, son las buenas películas las que tienen algo singular, las que cambian el rumbo de las cosas, los modos de producir, de mirar, de recibir, de entender; las que se hacen un lugar en la Historia. Si hay, o hubo, un criterio, en esta lista, es el hecho de haberlas visto en 35 mm, en una sala, que me hayan emocionado y me hayan dicho algo sobre el problema de ser argentino.